Desde hace ya casi dos años, gracias a nuestro querido COVID, nos hemos tenido que privar de muchas cosas. Y aunque he aprovechado este tiempo para elaborar unas cuantas cervezas y darle vida a este blog, hacía ya muchos meses que no realizaba una de mis actividades preferidas del mundillo: visitar una cervecería, esto por supuesto hasta la semana pasada. De modo que después de más de seis meses sin siquiera recordar la existencia de esta página, he decidido volver a escribir una pequeña entrada para contar la experiencia de mi visita a la Cold Town Beer.
Aunque la cervecería principal (donde tienen los tanques de mayor capacidad) se encuentra en otro lugar de la ciudad, el edificio donde se realiza el tour y donde se diseñan las nuevas recetas se sitúa en pleno centro de Edimburgo, Escocia. En una de las plazas más concurridas de la ciudad: Grassmarket.
Cold Town Beer es una pequeña empresa que comenzó hace tan solo unos 3 años, y ha sido la primera en montar una fábrica en pleno casco histórico de la ciudad desde hace decenas de años. Aprovecharon la estructura de una vieja iglesia que estaba abandonada para empezar con su pequeño negocio. Lo que sumado a que se encuentra a la ladera del castillo de Edimburgo, le da al lugar un toque muy pintoresco.
El tour en si es también algo diferente a lo que este tipo de cervecerías acostumbra a hacer. En lugar de darte un paseo por las instalaciones con unos cuantos frikis de la cerveza más, el cervecero se sentó con nosotros de forma privada (aunque sospecho que esto fue por la baja demanda de esa ocasión más que por otra cosa), y nos explicó el proceso mental que siguen con la elaboración de cada una de las recetas. Todo esto por supuesto con una pinta de cada una de las birras en cuestión servida como ejemplo. Lo primero que nos comentó es que uno de los principios de la cervecería es servir como entrada al mundo de las cervezas artesanales a los más reacios a beber algo que no sea una lager, de esta forma pretenden que ninguna de sus cervezas vaya a darte un puñetazo en la boca al beberlas, pero a la vez buscan más complejidad que las tradicionales cervezas de pub de Reino Unido (como Guinness). Es un punto medio interesante que sin duda ofrece cervezas para todos los gustos, pero es arriesgado a la vez, ya que puede pasar que tu producto no termine de gustar a nadie, como le ha pasado a más de una cervecera en España que ha muerto en el intento de sacar una copia mejorada de Cruzcampo. Sin embargo, la cultura cervecera en reino Unido es otra, y a juzgar por lo difícil que es conseguir una mesa en ese sitio sin una reserva, y el volumen de latas y barriles que se ven en los supermercados y pubs, es un modelo que les está funcionando.

En total nos dieron a probar seis cervezas diferentes: una lager, una NEIPA, un invento suyo llamado Pornstar Martini, en la que usan ingredientes similares a los usados en el cóctel con el mismo nombre, como fruta de la pasión, una Chocolate Stout, una cerveza de Navidad y mi preferida de todas, una cerveza a la que han llamado White Chocolate Stout, que no es otra cosa que una cerveza rubia con todas las características y sabores que esperas encontrar en las estándares stouts oscuras. El contraste entre lo que parece y a lo que sabe llama mucho la atención y es lo que me hizo decantarme por ella. Aunque no fue la única, la Chocolate Stout también merece mucho la pena probar, en la que hacen uso de un ingrediente que me he apuntado para utilizar algún día, las Tonka Beans, unas semillas que utilizan como sustituto del chocolate y la vainilla. En el otro extremo, la cerveza de navidad sin ser mala no invita a tomarse más de una, y la Pornstar Martini una vez la has probado y el nombre deja de sorprenderte, pasa a ser algo más parecido a un zumo que a una cerveza. Aunque en este punto tengo que decir que literalmente nos dijeron que era una receta "pensada para los que no les gusta la cerveza". La lager y la NEIPA siguen la filosofía de la cervecera y son bastante fáciles de tomar.
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A la izquierda, el tanque de macerado y la olla de cocción, a la derecha los ocho fermentadores con los que cuenta la cervecería. Cómo se puede observar, las cantidades de cerveza que se pueden elaborar aquí no son muy grandes y usan este equipo para abastecer su pub situado en el mismo edificio y para probar recetas nuevas. Para las cervezas que distribuyen a otros pubs o que enlatan disponen de otra cervecería de mucha más capacidad. |
Hacía el final de la cata, puedes elegir una de sus pizzas que hacen al horno de leña, y mientras esperas la comida te llevan hasta la cervecería donde tienen todo el equipo y realizan el proceso de elaboración. Uno de los puntos que nos quiso enfatizar el cervecero fue su compromiso con el uso de ingredientes locales, que salvo excepciones como el lúpulo (ya que es imposible de cultivar en Escocia, solo en algunas regiones del sur de Inglaterra) o alguna fruta exótica (como fruta de la pasión), provienen todos de Edimburgo. Las maltas las compran en una maltería a apenas dos kilómetros del edificio y el agua la usan directamente del grifo.
En general, fue una visita muy agradable, y aunque algo más cara de lo que uno acostumbra a pagar por estas cosas, unas 30 libras, sin duda la relación calidad precio es excelente debido a la cantidad de alcohol en sangre con la que vuelves a casa. Si alguna vez visitáis Edimburgo, no dudéis en parar a tomar un par de pintas, ya que además van sacando cosas nuevas cada mes.
¡Un saludo!
P.D.: No, nadie me ha pagado por escribir una reseña positiva de Cold Town Beer, ya me gustaría.
Habrá que probar la White Chocolate Stout.
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